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Bienvenidos a nuestro mundo.

Es pequeño , pero gira.


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Se nos hace costumbre pensar en qué escribir para el blog, nos quedamos horas pensando y buscando un tema perfecto y -como cosa rara- el tema y la musa llegan de manera inesperada. Así fue como me llegó este blog.

Ayer en la noche, mientras entrabamos en desespero por no tener un tema para escribir y expresar lo que sentimos, pensamos: “Si llevamos rato buscando a la musa para poder escribir, ¿por qué no escribimos sobre ella?”

Nuestra musa es rebelde, trabaja cuando le provoca sin importar la situación que sea. Es terca y necia, y cuando más queremos que aparezca menos lo hace, por eso es que nuestro atacazo poético nos da cuando menos lo esperamos.

Recuerdo que en mis días de bachillerato podía estar súper ocupada en alguna clase, pero si llegaba la musa no podía dejarla escapar y dejaba lo que estaba haciendo, me desesperaba toda buscando papel y lápiz, y hasta mis mejores amigas entendían que seguramente tenía un verso en la mente y no lo iba a soltar.

He intentado todo para poder controlar un poco mi musa. Desde playlist de canciones que amo con locura, mis libros favoritos, hasta mi lugar feliz (kumini). Pero nada sirve, mi musa simplemente trabaja cuando quiere, es incluso tan “de ganas” como yo.

Muchos me dicen que les causa gracia que hable de mi musa como si fuese una persona -y eso que no me han visto peleando con ella- admito que a mí también me da risa a veces, pero creo que es una manera de conectarme un poco con ella. Siempre me preguntan: ¿Quién es tu musa?

Mi musa lo es todo, desde sentimientos hasta situaciones, personas, lugares, canciones (a veces).

Tal vez muchos encontré en él , alguien que me entiende y es por eso que hoy estamos compartiendo nuestra musa al mundo y aunque cada musa es diferente todas tienen un mismo fin.

Aquí seguimos mi musa y yo en nuestra relación de amor-odio. Ahora se suma la musa de alguien más “Nace de la nada y se convierte en todo” así describiremos hoy este blog.

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